miércoles, 29 de octubre de 2014

Megacausa ESMA III Los vuelos de la muerte


El 23 de octubre terminaron las declaraciones de los “holandeses” en el tramo Vuelos de la megacausa ESMA. Se trata de los testimonios que incriminan al piloto de avión de la Marina Julio Poch, acusado de haber participado en los llamados “vuelos de la muerte”, que consistían en arrojar vivos, bajo el efecto de sedantes, al mar o al Río de la Plata a los prisioneros de los campos de concentración. La detención de Poch se produjo en España en el año 2009, mientras trabajaba en la compañía aérea holandesa Transavia, una de las divisiones de la multinacional KLM.

Los holandeses

En el año 2006, durante una cena de camaradería de los pilotos de Transavia en la isla de Bali, Poch prácticamente confesó a sus compañeros de trabajo su participación en el genocidio.

Durante la comida, los pilotos holandeses criticaban la participación Jorge Zorreguieta -padre de la actual reina de Holanda, Máxima- en el gobierno militar, del cual fue secretario de Agricultura y Ganadería. Entonces Poch dijo: “Zorreguieta no sabe nada. En una guerra muere gente de ambos lados”, y de despachó relatando la mecánica de los vuelos. “Tendríamos que haberlos matado a todos”, agregó el represor. Los pilotos hicieron la denuncia ante la compañía, cuya actitud fue la del encubrimiento: no hizo la denuncia penal, no apartó al piloto, criticaron a la policía holandesa cuando detuvieron a Poch y, finalmente, despidieron al empleado que presentó formalmente la denuncia ante la Corte Penal Internacional.

De los testimonios surge, sin embargo, no fue este la única vez que Poch se vanagloriaba de su actividad asesina. Desde hace más de 25 años, dijo uno de los testigos, se bromeaba dentro de la empresa “hoy volás con Julio, mantenete lejos de las puertas”, en alusión de su participación en los vuelos de la muerte. Las confesiones de Poch frente a sus compañeros pilotos eran frecuentes, hacía alarde y defendía la actuación de los militares. De su legajo, surge que participó en el Operativo Sirena de 1975, que fue una caza de militantes. Esta es la primera vez que Poch es sometido a juicio.

Al concluir los testimonios, Poch pidió ampliar su declaración. Cuando le tocó hablar ante los jueces y responder a las acusaciones, Poch abrió la boca para no decir nada. No aceptó preguntas de las partes y dijo que quienes habían armado esta causa contra él eran “tres manzanas podridas” que querían progresar dentro de la empresa, que todo era mentira.

Por los vuelos de la muerte, hay otros seis acusados, entre ellos, quienes participaron en el vuelo del 14 de diciembre de 1977, que sería el del “traslado” de las monjas francesas y el grupo de la iglesia de Santa Cruz.

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